lunes, 17 de agosto de 2009

Trabajo y vacaciones

Podría decir que el blog ha estado cerrado por vacaciones, pero lo cierto es que ha estado cerrado por trabajo, mayormente burocrático: primero, los papeles de la beca y, luego, los papeles para que aprueben el proyecto del nuevo grado de "Literaturas Comparadas Europeas", en cuya comisión de creación estoy. Después, y nos ponemos ya a finales de julio, estuve en Vélez Málaga-Torre del Mar en un curso de, justamente, Literaturas Europeas organizado por el departamento. Iba como asistente pero, por cuestiones organizativas, acabé incluso participando en una mesa redonda, donde tuve que improvisar (gracias a Dios que existen los portátiles y las conexiones wi-fi) unas palabras sobre el Modernism como, quizá, el último gran movimiento literario europeo. Por cierto que la conferencia del profesor Javier Huerta Calvo sobre la farsa en Europa, con sus variantes en los distintos países de figuras como el loco, el bufón, el cornudo etc, pero con el mismo sustrato común carnavalesco y (verdaderamente) transgresor resultó magnífica. También lo fue la convivencia con los compañeros, algunos ex-alumnos míos.

Después ha venido un periodo que he estado aprovechando para cerrar algunos flecos y preparar algunos trabajos (mayormente artículos) que tengo pendientes, todo él entreverado con cierta desidia, lectura por placer y más papeleo. Y mañana me voy con Rafael a Madrid, a ver la exposición de Sorolla en El Prado, y también la de Anne Leibovitz (yo, por pura devoción a la Sontag, cuya noción de "Sensibilidad surrealista" es una de las claves de bóveda de mis tesis), aparte lo que se tercie, pues allí nos encontraremos con cuatro amigos más.

Y la semana que viene nos marcharemos cuatro días a la IV Edición del Curso "Agua y cultura" del Balneario de Lanjarón, en la que este año ejerzo como coordinador: los días, ya casi una costumbre más que vuelve, de conferencias y recitales alterados con baños de burbujas, saunas, masajes y exfoliaciones.

Después, Dios dirá. Lo más probable, en cualquier caso, es que no retome el blog hasta septiembre.

P.S.- (No hablé aquí ni de la experiencia que supuso enfrentarse a una representación real, en vivo, de un clásico como El lago de los cisnes por primera vez, con esa mezcla curiosa entre la expectativa por lo ya sabido y el asombro de lo que sólo se descubre en contacto con la cosa misma; ni de la emotiva, precisa, magistral y per-fec-ta ejecución de Barenboim del Tercer concierto para piano de Beethoven, como solista y director.)