miércoles, 26 de mayo de 2010

Sobre Two Lovers

Las películas normales, igual que los libros normales, nos asombran o nos inquietan o nos emocionan, pero suelen agotarse al término de la función, son incapaces de plantearnos dudas; por el contrario, las películas geniales, igual que los libros geniales, pueden irritarnos o confundirnos o golpearnos, pero jamás se apartan de nosotros, son fieles. A las primeras las llamamos amantes y a las segundas esposas (o maridos) [...] El trabajo de las amantes, claro, es mucho más fácil. De ahí el éxito de algunas películas y algunos libros. Una tontería con Jennifer Lopez atrae la atención del público mayoritario y Two Lovers puede pasar sin pena ni gloria por las carteleras de nuestro país [...]. Pedimos satisfacción inmediata sin darnos cuenta de que lo que realmente queremos es satisfacción duradera. Vemos películas que ya no sabemos si son buenas o malas, del mismo modo que leemos libros sin importarnos si son mejores o peores. Nuestro nivel de exigencia al divertirnos es nulo, casi tanto como nuestro nivel de exigencia al comprar en un chino o al cenar en un Burger King. Menos mal que hay películas como Two Lovers, que pueden ayudarnos a recordar que Nueva York no es sólo Manhattan; que la naturaleza de nuestras relaciones es al mismo tiempo elemental y compleja; que en el amor lo verdaderamente difícil es aprender a decir «te quiero»; que la amplitud de nuestras congojas se debe en gran parte a la limitación de nuestra capacidad para elegir; y que el carácter enfermizo de algunos espectáculos se debe al carácter enfermizo de sus espectadores.
Hilario J. Rodríguez: "El amor es un lío (y un asco)". En ABCD. n.º 949, pp. 44-45. (Aunque no revela nada de la trama, porque la trama de esta película no se fundamenta en la sorpresa ni los trucos, quizá prefiráis leerlo después de ver la película).

Estaría bien dejar alguna vez las gominolas (rancias) y la Fanta (cada vez con menos gas) de los avatares y los titanes, y concederse el placer (porque nosotros lo valemos, aunque la industria se empeñe en decirnos que no, que en el fondo somos como niños tontos, que no damos más que para efectos digitales y 3D), de un buen chuletón de Ávila con tomates de huerta y un Ribera de Duero para adultos como Two Lovers. Y recordar que el cine también puede ser arte en el mejor sentido de la palabra, y no sólo entretenimiento en el peor sentido de la palabra.

Con respecto a la película: unos personajes densos y muy bien caracterizados psicológicamente (en buena medida gracia a unas soberbias interpretaciones); un guión y una planificación y puesta en escena magníficos al servicio de un trasfondo de ideas, y mucha emoción. En suma: una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Id a verla pronto: ayer teníamos una sala de Kinépolis para nosotros solos; es posible que la quiten este mismo viernes: hay que dejar espacio libre para Avatar II.

domingo, 16 de mayo de 2010

Locos de Granada

Granada es una ciudad con su cupo de locos inofensivos y curiosos. Recuerdo de pequeño haberme encontrado por la ciudad a un hombre anciano, altísimo, vestido de mujer; iba además francamente provocativo, con un vestido traslúcido y mínimo, probablemente un salto de cama o algo similar, y un foulard rojo al cuello (soy consciente de que mi juicio no es muy políticamente correcto: tendría que hablar de un transexual, pero lo cierto es que por su aire ausente y lo extraño de la ropa escogida parecía más, sencillamente, un loco). También recuerdo a un tipo pelirrojo, simpático y casi siempre ebrio, que iba vestido completamente de escocés, boina incluida (probablemente era de verdad escocés), pidiendo con un cucharón de sopa. Desaparecieron. Últimamente frecuenta el centro un tipo delgado y barbudo, con grandes gafas de miope y aspecto de infeliz, siempre muy abrigado; en verano lleva un gorro de pescador y en invierno otro de cuadros con orejeras. Se para y le dice a la gente cosas inconexas. Una vez se acercó sigilosamente por detrás a una chica joven, extranjera, que esperaba en un paso de cebra, y se puso a ulularle como una saharaui. La chica se llevó un susto de muerte; la verdad es que tuvo mucha gracia.

Todo esto viene a cuento de que el otro día me topé con otro especimen auténtico. Era un chico joven y grueso. Llevaba traje, pero iba desaliñado, con caspa en los hombros. Además tenía un pendiente que no casaba muy bien con el traje. Hubiera podido pasar por una persona  normal de no ser por la mirada, entre obstinada y ausente. Lo vi por primera vez en la parada. Luego no me di cuenta de que se había subido detrás de mí en el autobús. De repente, oigo una voz de bajo, bien timbrada, hablando más alto de lo normal: "Señora: ¿Usted conoce El mago de Oz? Sí, una película muy bonita, con Judy Garland" -ahí me empezó a interesar la conversación; todavía no me había dado cuenta de que se trataba del muchacho de la parada-. "Pues de ahí es esa canción tan bonita: Aaaay... María la Portuguesa... DesdeA-yamonte hasta farooo, seoyen los fados, por las tabernaaas". Y se puso a cantar a voz en cuello; no tenía mal timbre, pero desafinaba.

Cuando cantó la canción entera, la señora, deliberadamente o no, soslayó la primera parte de la declaración y le dijo: "Esa canción es muy bonita, es del cantante este de Graná, Carlos Cano, ¿no era?" El muchacho contestó sin dudar: "Sí, sí, de ese. Yo era muy amigo de su prima".

Después estuvieron hablando. La señora era de estas que no desprecia una buena conversación en el autobús con un desconocido. Y más si es un chico joven al que puede tratar de modo paternalista. Él le contó que era cantante y que se había presentado al casting de un programa de la tele y que lo habían cogido. Después empezó a cantar "Y sin embargo te quiero". A voz en cuello. La gente se volvía para mirar. La señora lo doblaba por lo bajito. Cuando terminaron, el muchacho le dijo a la señora que cantaba muy bien para su edad. Luego le dijo que Concha Piquer había hecho la primera película sonora de América: El cantor de Jazz se llamaba. Tras una pausa, le dijo que también cantaba rock. Y se puso a cantar Love me tender. Creo que para entonces la señora ya se había percatado de que el muchacho no estaba bien. Al terminar explicó: "Lo que la gente no sabe, es que esto es una canción tradicional japonesa. Lo que hizo Elvis fue sólo ponerle la letra".

Locos de Graná.

sábado, 15 de mayo de 2010

Madrid y los libros

La tarde del jueves en Madrid me enteré que en el paseo de Recoletos estaba la Feria del libro antiguo: qué mal rato. Cuando lo supe estaba en Atocha (en la cuesta de Moyano para más señas), así que para llegar tuve que dirigirme hacia la rotonda de Neptuno, de manera que parecía un hincha más del Atlético, de los que se encaminaban hacia allí en progresión creciente como un tumulto, con bufandas, cánticos y camisetas. Al final, a la altura de Cibeles, me topé con el mismísimo autobús descubierto de los jugadores con la copa. Me pasó como con las procesiones: uno no las busca y se las encuentra, a veces en circunstancias privilegiadas; seguro que otra gente se dejó los cuernos infructuosamente por ver lo que yo vi.

La Feria del libro antigio de Madrid es como tres veces la de Granada. De hecho, no pude ver todos los puestos. Aunque también es cierto que muchos se reiteraban en el mismo escaparate de libros saldados que pueden adquirirse aquí (por ejemplo en el puesto de Kinépolis). Por cierto, estaba la librería Urbano de Granada.

Me contuve: no era cuestión de acarrear con mucho peso. No obstante, compré:

Michael Millgate (1966): William Faulkner. Barcelona, Barral, 1972
Se trata de un estudio de la obra de Faulkner novela a novela. Pertenece a la maravillosa y desaparecida colección "Biblioteca breve de balance", de la que ya encontré otros títulos señeros como El espejo y la lámpara, de M.H. Abrams, o Poesía e investigación de Hermann Broch.

Oscar Wilde: Salomé. Barcelona: Aymá, 1979. Traducción de Pére Gimferrer y prólogo de Terenci Moix.
Esta es una colección de teatro estupenda que sólo he visto en los puestos de viejo de Madrid. Ya me llevé en su día Equus de Peter Schaffer;, de hecho, es la única versión española que he encontrado.

Julio Camba: Haciendo de República. Madrid: Plus Ultra, 1968
Uno no es seguidor de Espada impunemente. Se trata de una colección de artículos escritos en pleno advenimiento de la II República. Como testimonio de primera mano y reflexión crítica -y humorística- de aquel momento, aparte de lúcido, resulta muy útil para la recuperación de una memoria histórica real y no maniquea o interesadamente idílica. Leí algunos artículos aquella misma noche, cenando en un Sushi bar de Chueca (donde el ejemplar y yo pegábamos como dos pistolas a un Cristo), y constaté con pena que, en política, en España hemos avanzado muy poco; y espero que no perdamos la mínima reserva de sentido común necesaria para no hacer una tontería.

Gabriele Bartz y Eberhanrd König: Museo del Louvre. (S.L.), Könemann, 2005
Esta es una colección de guías llamada "Arte y arquitectura" que me gusta mucho. En tapa con sobrecubierta, pero pequñitas y manejeras. Me fueron muy útiles en Italia. Ya he ido coleccionando Venecia, Florencia, Toscana, Roma, Andalucía, París, y ahora ésta. Reconozco que la compré con un punto de tacañería, porque estaba tres euros más barata que en Granada.

Norman Mackenzie (ed.) (1967): Sociedades secretas. Madrid, Alianza, 1973
La verdad es que este me lo llevé sobre todo por la cubierta de Daniel Gil (un ojo dentro de una lata de conservas). Pero lo cierto es que hace un repaso muy interesante a las principales sociedades secretas, desde la época primitiva a la mafia, pasando por los Asesinos, los Templarios o los Masones. Lo mejor es que parece riguroso, algo muy difícil en estas cuestiones; y, sobre todo, es anterior a la avalancha bibliográfica propiciada por Dan Brown.

Para colmo, al día siguiente, tras la conferencia, Ángel Uriarte me regaló algunos ejemplares de la colección El libro de bolsillo de Alianza editorial (con cubierta de Daniel Gil, por supuesto): El castillo, de Kafka; La narración de Arthur Gordon Pym, de Poe; una Antología poética de Borges; y Un díalogo sobre el poder, de Michel Foucault. Lo cierto es que, salvo el de Foucault, los tenía todos (el de Poe en otra edición), pero me pareció descortés desairar el gesto de espontaneidad generosa de Ángel, una persona verdaderamente cordial y desprendida (y encima estos ejemplares estaban impolutos).

Total, que he vuelto de Madrid cargado de libros.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Crítica teatral y viaje

Otra crítica teatral más.

Punto pelota

Este jueves me voy a Madrid a dar una conferencia el viernes por la mañana sobre Daniel Gil, dentro de unas Jornadas sobre fotografía que organiza la Escuela Arte 10, depositaria del legado del diseñador.

domingo, 9 de mayo de 2010

La novena y nueva crítica teatral

Ya han llegado los malos tiempos para el blog por  exceso de trabajo. Servicios mínimos. Adjunto la última crítica teatral: la de la obra NN21 Nomen Nescio y ya iremos capeando el temporal. Pero al menos espero que no vuelvan los parones largos.

Forma y contenido

Por lo demás, ayer fue el segundo de los conciertos con los que la OCG celebró su 20 aniversario con la interpretación, junto al Coro de la OCG, de la Novena sinfonía de Beethoven. Fue en el Palacio de Carlos V, entre ráfagas de un viento helador que volaba la partitura y el vuelo de palomas y vencejos. Por lo que respecta  a un intento de expresar la experiencia inefable de la escucha, aprovecho a Steiner (que tiene toda la razón) para escapar del compromiso: "Resulta casi cruel contrastar la riqueza comunicativa de lo musical con los baldíos movimientos de lo verbal". Había que estar allí. Aprehender críticamente lo que pasa en esa sinfonía o la verdadera labor de traducción crítica que realizó ayer Salvador Mas sería -de nuevo Steiner- "cháchara de altura".