lunes, 16 de junio de 2014

Clasicismo

Se enamoró de un fornido campeón de lucha grecorromana, terriblemente mutilado en sus extremidades tras un accidente de coche, porque se parecía al Torso de Belvedere. A veces deploraba que el luchador todavía conservara la cabeza, pero no queda más remedio que resignarse a las imperfecciones de la vida.