A veces, Granada es una ciudad angustiosamente cultural. La agenda para esta semana incluía algunos días más de una actividad por soirée, por supuesto incompatibles.
El martes había un homenaje a D. Emilio Orozco (una de esas figuras que no pueden mencionarse sin el don); incluía una conferencia de su discípulo Antonio Sánchez Trigueros y luego un recital de poemas barrocos a cargo de los poetas Antonio Carvajal y Juan Carlos Friebe, Dionisio Pérez, Ada Almeida y un servidor: Góngora, Quevedo, Lope, Pedro de Espinosa, Luis Carrillo y Sotomayor, Soto de Rojas, Luis de Arguijo y Camões. Ese mismo día, también había una lectura de la poeta Ángeles Mora: divisi de amigos y conocidos.
El miércoles continuaba el homenaje a D. E. O. con una mesa redonda de cardenales hablando del Papa Magno que fue: Juan Carlos Rodríguez, Antonio Sánchez Trigueros, Ignacio Henares Cuéllar y Domingo Sánchez Mesa. Pero es que en la Catedral se podía escuchar uno de los conciertos más importantes de los últimos años en la ciudad, Festivales incluidos: El Gabrielli Consort con su director Paul McCreesh presentaba su último disco, interpretando algunas obras de éste gratis total. Yo, ay mísero de mí, ay infelice, estaba resfriado. Y no fui. Un concierto así en Granada requiere, como mínimo llegar un poco antes de una hora antes (mi teoría es que hay un momento de coupure en el sentido althusseriano del término: previo a éste hay una cola de cuatro gatos melómanos irredentos y parece que no va a acudir nadie más pero, llegado un instante concreto, te paras a atarte un zapato y cuando te incorporas la cola le da la vuelta a la Catedral). Ese día, aparte de frío, llovía sin clemencia: no era para estar guardando cola a la intemperie ni luego estar sentado en una Catedral de belleza tan fría. Me lo perdí y lo lamentaré el resto de mi vida, porque de momentos como estos es de lo que la vida verdadera está hecha. Por lo menos esa noche vi en casa una de las mejores películas de que he disfrutado en mucho tiempo: Los increíbles.
El jueves, Juan Varo presentaba un libro sobre cine a las 19:30, y a las 20:00, la poeta María Victoria Atencia daba un recital en el ahora hotel Palacio de los Patos. Dos excelentes citas a las que tampoco acudí: seguía haciendo frío y yo no me encontraba mucho mejor. Vi un corto anejo a los increíbles: Jack-Jack attack: lo que le sucede a la canguro con el crío pequeño mientras la familia se halla batallando en la isla del malo: no desmerece a la película.
A esto hay que sumar las actividades particulares del viernes, de carácter personal, y lo de hoy, sábado, que requiere de una nueva entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario