miércoles, 28 de abril de 2010

Teatro para un instante

Un artículo para Granada Digital sobre la compañía Teatro para un instante, que este mes de abril ha representado Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y Bodas de sangre, de Lorca

Lorca de Oficio

domingo, 25 de abril de 2010

Peligros y el Día del Libro

Ayer, como lleva pasando ya desde hace cinco años, presenté la entrega de premios del certamen literario de los centros educativos de Peligros, así como la del Premio Andaluz de Poesía de la misma localidad, que celebra ya su XXV edición. Y como ya ha sucedido otras veces, siempre hay algún poema de entre los premiados más pequeños que me sorprende por su frescura e imaginación. Y eso que no no soy de los que mi(s)tifican la infancia ni reivindican ésta como el estadio de la creatividad absoluta al que hay que volver; pienso más bien que los niños, en general, son pedestres y prosaicos, realistas: quieren ser mayores. Sea como fuere, el caso es que este año los poemas estaban dedicados a la lectura, y la primera premiada, una cría de primero de primaria, leyó un poema precioso, cuyos dos últimos versos (los únicos que recuerdo), van a ser a partir de ahora mi divisa. Aparezcan aquí como celebración del Día del Libro (lástima que no pueda reproducir aquí el entusiasmo puro con que los recitó):
Si me tocara la lotería
Me compraría un libro ¡cada día!
(Por circunstancias de trabajo, la publicación de ayer no se produjo -y en general se ha alterado el plan previsto de entradas-. Espero compensar con otro breve extraordinario el próximo miércoles)

miércoles, 21 de abril de 2010

Sintomática anécdota

Cuando el otro día el Juez Garzón acudía a declarar, no por el presunto delito de prevaricación en su investigación de los crímenes del franquismo, sino por la segunda de las tres causas que tiene pendientes, esto es, la de presuntos prevaricación y cohecho al rechazar una querella contra Botín, cuyo banco había financiado la estancia del juez en Nueva York, Canal Sur emitió unas imágenes muy significativas. Había un grupo de personas apoyando a Garzón mientras éste entraba al Tribunal Supremo. Le acercaron el micrófono a una de ellas, a la sazón una Madre de Mayo. Dijo que estaba allí para manifestar su adhesión al juez. El periodista le indicó que éste no iba a declarar en relación con la querella interpuesta por Falange, sino por otra causa; la Madre se desconcertó un momento, y luego repuso algo como bueno, yo no sé muy bien de qué va esto, pero creo que Garzón es una persona muy valiente y lo apoyaré en lo que haga.

Esos, ni más ni menos, son los argumentos.

domingo, 18 de abril de 2010

Bajamos a segunda

Ya está aquí la 59 edición del Festival de Música y Danza de Granada. Ya ha pasado también el preceptivo ritual de la compra de entradas con todos sus componentes:  imposibilidad de acceder a la página, recomienzo sistemático de las operaciones y toda la mañana perdida; después, correo de Tick Tack Ticket pidiendo disculpas por los fallos, pero ni ocurriéndoseles compensar económicamente a los clientes por no cumplir su servicio. (Este año voy a ejercer el derecho al pataleo, aunque sé de sobra que no va a servir para nada y que ni van a contestarme).

El Festival de este año acusa con claridad la crisis: Del nivel alto, de mitad (superior) de la tabla de primera división de las últimas ediciones, hemos vuelto a bajar a segunda. Intérpretes de primer orden vienen, a la inaguración, la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar con Gustavo Dudamel, y Barenboim y la Staatskapelle de Berlín, ya casi preceptivos, a la clausura (en uno de los conciertos Barenboim será piano solista, no director y hará los dos conciertos de Chopin). Aparte, terminado el Festival más los conciertos extraordinarios de los profesores de los Cursos Manuel de Falla (feliz tradición reciente, que  prolonga el Festival con un miniciclo de cámara), un desconcertante concierto extra-extraordinario de Joan Manuel Serrat que no pega ni con cola (pero no está ya el festival de canción de autor Abril para vivir?)

Con el resto del Festival pasa lo que tantos años -a excepción de los últimos-: no está mal, pero no supone lo que se espera de un festival de verano de los más antiguos de Europa. Ante esta queja, tan reiterada ya, algunos directores del festival han respondido acusando de catetos que buscan nombres mediáticos a quienes la profieren. Buen intento, pero no: por suerte, Granada ya cuenta durante su temporada normal con intérpretes de sobrada calidad: desde el director titular de la OCG, Salvador Mas, a los directores invitados y solistas participan en ella. En el Festival, pese a quien pese, debería primar la excepcionalidad.

Sin ir más lejos, el concierto de abono de la OCG de ayer, fue una clara muestra la calidad media de la temporada, con unas excelentes interpretaciones tanto del Concierto en sol de Ravel como de la Sinfonía n.º 9 de Schubert a cargo de Mladen Colic, ganador de la 52 edición del concurso internacional de piano de Jaén y el director Guillermo García Calvo. El Festival tiene que ser un paso más, no una prologación del año.

Nota: Es posible que la actualización del blog se amplíe a los miércoles con algún suelto extraordinario.

sábado, 17 de abril de 2010

Sorprendente coincidencia

La siguiente entrada la escribí en mayo del año pasado. Por alguna razón no la publiqué y se quedó en el limbo de los borradores. Esta mañana la he descubierto por pura casualidad; como me ha gustado mucho, la había programado para que se publicara el sábado de la semana que viene -las entradas de este fin de semana ya las tenía previstas. Más tarde, he entrado en el blog literario de El Mundo, El Escorpión, de Alejandro Gándara, para descubrir que éste ha escrito una entrada igual. No daba crédito. Por eso, he decidido, a título de curiosidad, adelantar su publicación. Si no fuera porque este blog es personal y sin lucro, sería muy difícil por mi parte sostener que se trata de una coincidencia y no de un plagio. 

Traducir a Kafka
Hace ya un tiempo compré el tercer volumen de las Obras completas de Kafka, el correspondiente a las narraciones cortas y los escritos sueltos. Círculo también acusa la crisis y ha hecho un tres por dos de sus colecciones de Obras completas: así, he comprado la Poesía completa de Rubén Darío, el tomo de novelas últimas de Nabokov (incluyendo Pálido fuego y Ada, o el ardor) y de regalo venía el de Kafka.

Uno de los alicientes del tomo son las nuevas traducciones, a cargo de Adan Kovacsics, Joan Parra Contreras y Juan José del Solar, incluyendo el controvertido cambio del título La metamorfosis por La transformación, cambio, dicho sea de paso, muy bien justificado por los traductores desde un punto de vista tanto lingüístico como literario e histórico en una exhaustiva nota. Lo que ocurre es que la literatura también se hace con el contexto y las convenciones y así, la edición suelta de la obra en bolsillo, tanto en DeBolsillo como en Círculo, ha debido llevar entre paréntesis La metamorfosis, bien para no confundir a quien ya la tenga, bien para no espantar al comprador que estuviera buscando este relato.

Por curiosidad, me he ido directo a uno de mis cuentos (¿poema en prosa?) favoritos de Kafka, el que en la edición de Alianza Editorial, traducido por J. R. Willock, se titula "El deseo de ser piel roja". En la nueva edición, "Deseo de convertirse en indio". A continuación lo transcribo en ambas versiones, primero la de Alianza, luego la de Galaxia, para que podáis comparar, porque las variaciones son notables:

El deseo de ser piel roja
Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta, cabalgando sobre un caballo veloz, a través del viento, constantemente sacudido sobre la tierra estremecida, hasta arrojar las espuelas porque no hacen falta espuelas, hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas, y apenas viera ante sí que el campo era un pradera rasa, habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.

Deseo de convertirse en indio
Si uno fuera de verdad un indio, siempre alerta, y sobre el caballo galopante, sesgado en el aire, vibrar una y otra vez sobre el suelo vibrante, hasta dejar las espuelas, pues no había espuelas, hasta desechar las riendas, pues no había riendas, y por delante apenas veía el terreno como un brezal segado al raso, ya sin cuello ni cabeza de caballo.

La primera versión suena más "bonita", esto es, más emocionante y literaria. Esto parecería confirmar la impresión que tengo de que el paradigma de la traducción ha cambiado: busca mayor precisión pero a cambio de perder cierto instinto de lenguaje y voluntad de estilo: las traducciones de ahora adolencen de cierto desangelamiento fiel frente a la infiel gracia literaria de las del pasado. Aparte es a la que estoy acostumbrado, y la nueva me suena rara.

Pero también es cierto que la primera traducción es también más "asequible", esto es, más comprensible, con lo que se tiene la sospecha de que el traductor ha limado asperezas y, por ejemplo, ha unificado los tiempos verbales para ayudar a la comprensión (cosa que al parecer no responde al original). O sea que la ha domesticado y convertido en divulgación. Da una impresión más que razonable de que está ocurriendo lo que denuncia Kundera justamente sobre Kafka en Los testamentos traicionados (en otra obra lo indica de Tolstoi o incluso de él mismo): la propensión de los traductores facilitar la lectura, o a incluir su interpretación en la urdimbre del texto mediante la modificación de palabras, giros, etc., o también la tentación de "embellecer" un texto (o sea, volverlo kitsch) mediante la supresión de cacofonías o palabras que se repiten -sustituir "musitó" por "dijo"-, sin pensar que estas puedan tener un valor expresivo deliberado. De hay que el "vibrar/vibrante" de la segunda traducción, tan poco literario, probablemente sea más genuinamente kafkiano. Quién supiera idiomas.

domingo, 11 de abril de 2010

Apostillas a la polémica

Me gustaría añadir aquí algunas apostillas al asunto de Calor y café:

-Ciertamente, ésta no es la mejor ubicación para un local de esas características, cuya filosofía es la asistencia a los necesitados por unas horas: debería estar más cercano al centro. Una protesta  junto con la ONG por la ubicación del local en un lugar más lógico y apropiado hubiera podido ser una salida constructiva. Pero el personal se ha ofuscado por el miedo y ha planteado una oposición agresiva y frontal; el argumento de la idoneidad ha sido secundario e independiente del rechazo.

-La actuación del Ayuntamiento ha sido, como casi siempre, deprimenente y vergonzosa. Los políticos, en general, ya no hacen política, sino que esperan, agazapados, a tomar la decisión que menos perjudique sus intereses electorales inmediatos. El Ayuntamiento ha dicho por un lado que la actitud de los vecinos les parece insolidaria, y, por otro, que cívica y comprensible; ha dicho por un lado que no tiene un local mejor y, por otro, que ha ofrecido a la ONG hasta tres diferentes; ha ocultado la dedicación que iba a dar al solar y luego ha reprochado a los vecinos no haber realizado alegaciones a tiempo; ha dicho que la construcción es legal y que todo está en regla, pero ha recomendado a la ONG no hacerla. Pero sobre todo, con un cinismo inaudito, el Alcalde ha declarado que "tendría muy mala pata hacer unas obras de un servicio para los más necesitados pero con la intervención de la Policía, ya que al final salimos todos perdiendo", lo que puede interpretarse como una siniestra sugerencia sobre qué hacer a los vecinos en caso de que el proyecto siga adelante y un respaldo a las medidas de presión radicales de éstos.
Si un Ayuntamiento considera que la ubicación de un centro social es la mejor posible (caso de propuestas previas rechazadas por presión vecinal como el caso de Arabial o Barriada de la Juventud -si son ciertas), tiene que dar luz verde a la obra le pese a quien le pese; ídem con la menos mala, como puede ser éste el caso. Y si considera que una ubicación no es apropiada (por haber un colegio anejo de niños que ya arrastran problemas de su propio entorno) o por otras razones, entonces tiene que negarse, por mucho que sea el único lugar disponible que tiene: eso es gobernar.

-Ha habido reuniones entre las partes interesadas para "negociar". Pero hoy día negociar quiere decir: o conseguir lo que quiero o echarme al monte. Si el Ayuntamiento hubiera actuado a las claras desde el principio y las asociaciones de vecinos fueran responsables, se podría, realmente, haber llegado a acuerdos: Se podría haber planteado un proyecto de local que incluyera zonas abiertas interiores (como la escuela-hogar de las monjas), de manera que los indigentes no tuvieran que esperar en la calle; si a los vecinos les preocupa de veras la seguridad, se podría haber pactado una presencia policial permanente a la puerta del centro (la mayor comisaría de Andalucía Oriental está al lado del solar: no hubiera sido difícil); si preocupa la limpieza, se podría haber garantizado algún tipo de servicio especial...; podrían haberse propuesto compensaciones de cualquier tipo: servicios, mejoras, ayudas... Pero aquí o se exige, o se grita, o se echan balones fuera, o se espera a que escampe.

sábado, 10 de abril de 2010

Calor y Café. Aguachirle y frío

Como seguramente sabréis quienes leáis la prensa local o hayáis pasado por el barrio, hay un proyecto para construir un comedor social (no sé si también con dormitorio) para la ONG Calor y café junto a la escuela-hogar de la Inmaculada Niña, justo enfrente de nuestro bloque. Esto ha desatado la ira de los vecinos ("estamos en guerra", dice una pancarta), que han colgado consignas de los balcones, han realizado una inocente actividad con niños en un parque cercano, haciendo que estos hicieran dibujos de cómo querían su barrio (sin chusma, queridos niños, queréis un barrio sin chusma), y han alcanzado el clímax con una manifestación por el centro. Al día siguiente de ésta, publiqué un artículo en Granada Digital dando mi opinión en calidad de vecino.

Pancartas

Como apéndice al artículo, leed, por favor, los testimonios de solidaridad, gratitud y rehabilitación que aparecen en el blog de la ONG, y luego podéis compararlos con el blog vecinal contra la construcción del centro, donde se incluyen algunas perlas como un modelo de carta-chantaje a las cajas que financian a Calor y café como parte de su labor social amenazando con retirar cuentas (según se dice en las cartas, Calor y café no desarrolla una labor social porque no busca la rehabilitación de sus beneficiarios), o algunas aseveraciones -complemento de las pancartas de los balcones- como las siguientes:

[Sobre la realización por parte de Calor y café de un Festival benéfico en favor de la infancia en  Kenia:]
"No tiene mucho sentido que lo organice una asociación que respeta tan poco a nuestros hijos".
"Cuando hemos terminado la manifestación,hemos pasado por la calle colegios [donde está ubicada la actual sede de Calor y café] [...] el tipo de gente que había parecian [sic] más bien autenticos [sic] delincuentes, personas muy peligrosas, (nada de personas necesitadas) nos hemos vuelto con más seguridad aún de que esas personas, no pueden venir aquí." (M. Ángeles, de la plataforma [vecinal contra la construcción del centro])

Yo he pasado muchas veces por la calle Colegios (camino de Reciclaje); mis amigos que trabajan y estudian en el Conservatorio pasan todos los días por allí. Yo soy un genuino cobardica. Tanto ellos como yo estamos de acuerdo en que lo que dice M. Ángeles-de-la-plataforma no es cierto. Allí concurren pobres, no psicópatas ni criminales lombrosianos. Aquellos vecinos miraron a través de sus prejuicios, su odio y su miedo.

domingo, 4 de abril de 2010

El concierto

En El concierto, Radu Mihaileanu alcanza el difícil logro de construir una comedia sobre un trasfondo trágico -en este caso, las consecuencias terribles de la represión comunista en tiempos de Breznev- y conseguir que resulte divertida pero que, a la vez, permita comprender todo el alcance de la tragedia en cuestión precisamente porque ésta se filtra o se perfila a través de lo cómico. El resultado es una película emotiva y vibrante, que nos recuerda el mensaje, siempre oportuno, de que las personas concretas pueden conseguir que prevalezca la dignidad, la justicia y la esperanza aun en las peores situaciones.

La película es tan vital y sincera, que consigue que nos olvidemos de que quizá adolece de cierta ingenuidad, o sentimentalismo, o de que el planteamiento de la trama no resulta especialmente novedoso. No obstante, desde el punto de vista formal es impecable: baste con recordar el montaje del concierto, soberbio; o las magníficas interpretaciones de los actores.

Al final, como en broma y entre risas, emoción y un trasfondo continuo de tristeza, El concierto consigue transmitir (de forma mucho más eficaz, a mi juicio, que la tramposa La vida de los otros) el sufrimiento de tantas personas durante el terrible siglo XX, cuyas peores atrocidades, cometidas en nombre de abstracciones y futuribles, algunos parecen, hoy día, añorar.

sábado, 3 de abril de 2010

La infancia no recuperada

Es posible que sea cierto que hay novelas que son para leer en una determinada edad. No como principio general, sino adaptado a la idiosincrasia de cada uno. ¡Cómo me hubiera gustado Oliver Twist con trece o quince años! Cómo hubiera disfrutado cuando Oliver, tras tanta penuria, acaba por encontrar un ámbito de pura dicha con las Maylie. Cómo me hubiera identificado con delectación morbosa en la absoluta determinación de Oliver, casi abyecta, de complacer a sus bienhechoras en todo momento. Cómo hubiera querido pertenecer a la pequeña comunidad, casi falansterio de clase alta, que se crea en torno al huérfano. Cómo hubiera deseado, en definitiva, que la felicidad no acabara nunca, que la novela se estancara cuando Oliver ya no tiene que preocuparse por nada más y pasa a ser un personaje pasivo... (no sé si es un gusto peculiar, pero de pequeño me encantaba leer pasajes felices, y los cambios de fortuna me producían pereza: creo que podría haber leído una novela sobre nada salvo acontecimientos favorables para los protagonistas; por eso me gustó tanto El pequeño Lord de Frances Hodgson Burnett. No está mal como materia de reflexión psicoanalítica).

Leída hoy, puedo entender cómo, a pesar de ser uno de los títulos más famosos de Dickens, si no el que más, no suela figurar en las listas canónicas de sus mejores obras (a diferencia de, por ejemplo, David Copperfield o Grandes esperanzas). La trama -engordada artificialmente, porque en resumen es mínima- resulta melodramática en el peor sentido del término, disparatada y completamente inverosímil. La crítica social es tan ñoña y grosera que parece que busque más contentar conciencias hipócritas -nadie puede estar de acuerdo con la extremosa crueldad de las autoridades del hospicio- que realizar una verdadera denuncia. El estilo de Dickens, dichararchero, jovial y algo campanudo -no me extraña que le gustara tanto a Galdós-, a veces es ameno y a veces cansino (por cierto, otra cosa que hubiera disfrutado en mi infancia: de ese estilo -tan "literario"- y del continuo salto por parte del narrador omnisciente de un personaje a otro, indicándolo además: "dejamos ahora al judío para ver qué estaba haciendo en ese momento Nancy..."). Y el uso continuo que hace de la ironía en su forma retórica más ortodoxa, esto es, diciendo lo contrario de lo que se pretende, sobre todo al principio de la novela, se hace directamente cargante.

Con todo, algo hay de verdad en el incendio de teatro de Oliver Twist: apetece seguir leyendo para ver en qué queda la cosa, aun cuando se vea venir (prerrogativa del melodrama, supongo). Y uno, como en la infancia, se sorprende emocionado en algunos pasajes, como el encuentro entre Nancy y Rose, o implicado de veras durante la escena vívida, magistralmente narrada, puesta ante los ojos, del acoso final a Sikes. Y lo cierto es que se cierra el libro con la impresión de haber estado dentro de un mundo, es decir, de una novela.