martes, 19 de mayo de 2009

Benedetti, Gamoneda, y la poesía

Leo en El Mundo (información no disponible en la web) que Antonio Gamoneda, en la presentación de su último libro y ante las preguntas de los periodistas, ha dicho (con el máximo afecto a su persona -"un hombre necesario", "un ser admirable"-), que Mario Benedetti le parecía un "poeta menor". Las razones de este juicio tienen que ver con registro de lenguaje empleado por el uruguayo. Explica Gamoneda: "La palabra meramente informativa se puede encontrar en las columnas de periódicos, en televisión y hasta en los púlpitos, pero la poesía para mí es otra cosa. Menos evidente. Le pasa lo mismo a sus epígonos, cuya escritura no se incluye dentro de la verdadera modalidad esencial del pensamiento poético."

Independientemente de que lo dicho por Gamoneda sea discutible, que lo es, creo que resulta pertinente. No tanto por la cuestión formal a la que se refiere: creo que la Poesía es como la Casa del Padre: tiene muchas moradas, y caben en ella multiplicidad de registros, incluido el coloquial (y los antipoemas de Nicanor Parra, si vamos a ello). El problema de fondo es cuando desde determinados círculos poéticos que dominan las instituciones se nos quiere hacer creer que la citada poesía de tono coloquial, urbano, irónica, próxima al chiste y al cantautor, es la única que existe, y que otros poetas son necesariamente cursis, engolados o rancios (ver más abajo la réplica a las declaraciones de Gamoneda). Por eso Gamoneda, que sabe lo que dice, habla de los "epígonos" y no sólo de Benedetti.

Sin duda el tipo de poesía coloquial del que habla Gamoneda tiene mucho éxito de público -dentro de los límites inherentes al género-, pero me temo que es justamente en función de su coloquialidad y su prosaismo: resulta fácil de leer y, a la postre, fácil de entender. Como dice mi amigo Juan Varo, se trata de una poesía para quienes no les gusta la poesía ni el esfuerzo que implica su lectura; nótese que esta idea corre parejas con la de Gamoneda: quizá sí sea poesía pero, en ausencia de otras, se vuelve un sucedáneo light para consumo rápido y de digestión (satisfacción) inmediata; es decir: mera cultura de masas o, peor aún midcult. Y me temo que, desde el punto de vista de "los epígonos", la defensa de esta poesía light constituye una coartada con la que justificar la propia mediocridad en su quehacer poético, toda vez que elaborar este tipo de poesía es tan fácil como leerla y sólo se tiene en pie recurriendo, obsesivamente, casi histéricamente, una y otra vez a los modelos. Estos tuvieron su razón de ser en un determinado contexto histórico, pero a la quinta generación que sigue empleando el mismo tono coloquial, de perdedor simpático, irónico, chistoso, trastocando frases hechas y lanzando piropos prosaicos, ya resulta grotesto. No obstante, esto les ha permitido a algunos instalarse en el status de poeta sin apenas esfuerzo, reptiendo una y otra vez los mismos trucos, y sacar libros al mundo como buñuelos, según decía Cervantes.

De ahí la respuesta a Gamoneda por parte de "los epígonos", en este caso representados por Benjamín Prado y Chus Visor, característicamente matonil -contrastando con el respeto de Gamoneda-, y que también recoge El Mundo: "A Mario (ah, la familiaridad con los grandes, tan benjaminiana) no le hizo falta, como a otros, obtener el Premio Cervantes para alcanzar lectores, ni popularidad. [...] Hay ediciones en que se lo dan a poetas de segunda división como es el caso de Gamoneda, un ser sujeto al techo por telarañas y al que no entiende nadie. [...] Puede que Benedetti no sea Cernuda, pero comparado con Gamoneda es el Barça frente al Alcoyano". No es sino la reacción de defensa del propio status amenazado. Hay también en la réplica una referencia , inevitable, a Ángel González, el otro gran totem sagrado del grupo y justificador de esta poética y al hecho de que tampoco le dieran el Cervantes.

Por poner otro ejemplo: no hay más que observar los poemas que han colocado en los autobuses con motivo del Festival Internacional de Poesía de Granada, gestionado, por supuesto, por "los epígonos". Todos ellos, independientemente del autor, se caracterizan por lo dicho: empleo de un lenguaje comunicativo inmediato, ningún tipo de desvío en la sintaxis y una idea común y fácil de asimilar: lo único que ellos mismos son capaces de entender y de asimilar. Léanlos y verán cómo es cierto lo que digo.

El trasfondo es un resentimiento oculto hacia la grandeza de miras, un descreer de la posiblidad de la belleza y lafuerza de la poesía: porque todo esto cuesta esfuerzo y aleja de la fama fácil y el vivir del cuento, que no de la Poesía.

2 comentarios:

susimarquez dijo...

¿podrías enviarme alguno de los poemas que han puesto en los autobuses de Granada?

José Manuel Ruiz Martínez dijo...

Recuerdo, por ejemplo, dos. Uno de Gioconda Belli:

"Y Dios me hizo mujer"

Y Dios me hizo mujer,
de pelo largo,
ojos,
nariz y boca de mujer.
Con curvas
y pliegues
y suaves hondonadas
y me cavó por dentro,
me hizo un taller de seres humanos.
Tejió delicadamente mis nervios
y balanceó con cuidado
el número de mis hormonas.
Compuso mi sangre
y me inyectó con ella
para que irrigara
todo mi cuerpo;
nacieron así las ideas,
los sueños,
el instinto.
Todo lo que creó suavemente
a martillazos de soplidos
y taladrazos de amor,
las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días
por las que me levanto orgullosa
todas las mañanas
y bendigo mi sexo.

Y otro de Pere Gimferrer: "Arde el mar":

Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros.

Éste es un buen ejemplo, porque Gimferrer tiene una vena principal de poesía hermética y culturalista y sin embargo han escogido el ejemplo más "pop" que tiene.