Las películas normales, igual que los libros normales, nos asombran o nos inquietan o nos emocionan, pero suelen agotarse al término de la función, son incapaces de plantearnos dudas; por el contrario, las películas geniales, igual que los libros geniales, pueden irritarnos o confundirnos o golpearnos, pero jamás se apartan de nosotros, son fieles. A las primeras las llamamos amantes y a las segundas esposas (o maridos) [...] El trabajo de las amantes, claro, es mucho más fácil. De ahí el éxito de algunas películas y algunos libros. Una tontería con Jennifer Lopez atrae la atención del público mayoritario y Two Lovers puede pasar sin pena ni gloria por las carteleras de nuestro país [...]. Pedimos satisfacción inmediata sin darnos cuenta de que lo que realmente queremos es satisfacción duradera. Vemos películas que ya no sabemos si son buenas o malas, del mismo modo que leemos libros sin importarnos si son mejores o peores. Nuestro nivel de exigencia al divertirnos es nulo, casi tanto como nuestro nivel de exigencia al comprar en un chino o al cenar en un Burger King. Menos mal que hay películas como Two Lovers, que pueden ayudarnos a recordar que Nueva York no es sólo Manhattan; que la naturaleza de nuestras relaciones es al mismo tiempo elemental y compleja; que en el amor lo verdaderamente difícil es aprender a decir «te quiero»; que la amplitud de nuestras congojas se debe en gran parte a la limitación de nuestra capacidad para elegir; y que el carácter enfermizo de algunos espectáculos se debe al carácter enfermizo de sus espectadores.
Hilario J. Rodríguez: "El amor es un lío (y un asco)". En ABCD. n.º 949, pp. 44-45. (Aunque no revela nada de la trama, porque la trama de esta película no se fundamenta en la sorpresa ni los trucos, quizá prefiráis leerlo después de ver la película).
Estaría bien dejar alguna vez las gominolas (rancias) y la Fanta (cada vez con menos gas) de los avatares y los titanes, y concederse el placer (porque nosotros lo valemos, aunque la industria se empeñe en decirnos que no, que en el fondo somos como niños tontos, que no damos más que para efectos digitales y 3D), de un buen chuletón de Ávila con tomates de huerta y un Ribera de Duero para adultos como Two Lovers. Y recordar que el cine también puede ser arte en el mejor sentido de la palabra, y no sólo entretenimiento en el peor sentido de la palabra.
Con respecto a la película: unos personajes densos y muy bien caracterizados psicológicamente (en buena medida gracia a unas soberbias interpretaciones); un guión y una planificación y puesta en escena magníficos al servicio de un trasfondo de ideas, y mucha emoción. En suma: una de las mejores películas que he visto en los últimos años. Id a verla pronto: ayer teníamos una sala de Kinépolis para nosotros solos; es posible que la quiten este mismo viernes: hay que dejar espacio libre para Avatar II.
1 comentario:
Coincido, como sabes, completamente con lo que dices. Desgraciadamente la única forma de manifestar este parecer es dejando radicalmente de ir a las películas que, de antemano, sepamos que van a ser una decepción... y, bueno, haciendo entradas tan bonitas en el blog. ::
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