domingo, 11 de abril de 2010

Apostillas a la polémica

Me gustaría añadir aquí algunas apostillas al asunto de Calor y café:

-Ciertamente, ésta no es la mejor ubicación para un local de esas características, cuya filosofía es la asistencia a los necesitados por unas horas: debería estar más cercano al centro. Una protesta  junto con la ONG por la ubicación del local en un lugar más lógico y apropiado hubiera podido ser una salida constructiva. Pero el personal se ha ofuscado por el miedo y ha planteado una oposición agresiva y frontal; el argumento de la idoneidad ha sido secundario e independiente del rechazo.

-La actuación del Ayuntamiento ha sido, como casi siempre, deprimenente y vergonzosa. Los políticos, en general, ya no hacen política, sino que esperan, agazapados, a tomar la decisión que menos perjudique sus intereses electorales inmediatos. El Ayuntamiento ha dicho por un lado que la actitud de los vecinos les parece insolidaria, y, por otro, que cívica y comprensible; ha dicho por un lado que no tiene un local mejor y, por otro, que ha ofrecido a la ONG hasta tres diferentes; ha ocultado la dedicación que iba a dar al solar y luego ha reprochado a los vecinos no haber realizado alegaciones a tiempo; ha dicho que la construcción es legal y que todo está en regla, pero ha recomendado a la ONG no hacerla. Pero sobre todo, con un cinismo inaudito, el Alcalde ha declarado que "tendría muy mala pata hacer unas obras de un servicio para los más necesitados pero con la intervención de la Policía, ya que al final salimos todos perdiendo", lo que puede interpretarse como una siniestra sugerencia sobre qué hacer a los vecinos en caso de que el proyecto siga adelante y un respaldo a las medidas de presión radicales de éstos.
Si un Ayuntamiento considera que la ubicación de un centro social es la mejor posible (caso de propuestas previas rechazadas por presión vecinal como el caso de Arabial o Barriada de la Juventud -si son ciertas), tiene que dar luz verde a la obra le pese a quien le pese; ídem con la menos mala, como puede ser éste el caso. Y si considera que una ubicación no es apropiada (por haber un colegio anejo de niños que ya arrastran problemas de su propio entorno) o por otras razones, entonces tiene que negarse, por mucho que sea el único lugar disponible que tiene: eso es gobernar.

-Ha habido reuniones entre las partes interesadas para "negociar". Pero hoy día negociar quiere decir: o conseguir lo que quiero o echarme al monte. Si el Ayuntamiento hubiera actuado a las claras desde el principio y las asociaciones de vecinos fueran responsables, se podría, realmente, haber llegado a acuerdos: Se podría haber planteado un proyecto de local que incluyera zonas abiertas interiores (como la escuela-hogar de las monjas), de manera que los indigentes no tuvieran que esperar en la calle; si a los vecinos les preocupa de veras la seguridad, se podría haber pactado una presencia policial permanente a la puerta del centro (la mayor comisaría de Andalucía Oriental está al lado del solar: no hubiera sido difícil); si preocupa la limpieza, se podría haber garantizado algún tipo de servicio especial...; podrían haberse propuesto compensaciones de cualquier tipo: servicios, mejoras, ayudas... Pero aquí o se exige, o se grita, o se echan balones fuera, o se espera a que escampe.

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